Más de 200.000 devotos del Cristo de la Victoria acuden a su procesión

La procesión del Cristo de la Victoria volvió a congregar ayer a más de 200.000 devotos del que está considerado como el patrón popular de Vigo, artífice legendario de la victoria de la ciudad ante las tropas napoleónicas en 1809.

Ayer, de hecho, se cumplía el bicentenario de la procesión oficial, ya que después de la caída de la puerta de Gamboa los devotos salieron a la calle de forma espontánea pero al año siguiente, 1810, tomó carácter oficial. Desde entonces, cada año son más las personas que siguen al Cristo de la Sal durante su procesión por el centro de la ciudad, que supone la única ocasión al año de verlo fuera de su altar en la Concatedral. De nuevo ayer, cientos de ciudadanos se agolpaban en la plaza y en las calles más cercanas a la iglesia de Santa María, intransitables. En el exterior de la Colegiata, mientras, esperaban la salida de la imagen del Cristo numerosas autoridades, entre las que se encontraba el presidente de la Xunta, que acudía ayer por segundo año consecutivo a la procesión más importante de la que es su ciudad adoptiva. Acompañándole estaban el delegado del Gobierno en Galicia, Antón Louro; el conselleiro de Economía e Industria, Javier Guerra; la delegada territorial de la Xunta, Lucía Molares o la diputada Ana Pastor, entre otros. A su lado, el alcalde, Abel Caballero, rodeado de la práctica totalidad de los concejales socialistas. Detrás estaban los ediles populares y, cerrando la comitiva de autoridades, destacaba la presidenta de la Autoridad Portuaria, Corina Porro, con un vestido negro y blanco. El Cristo apareció con puntualidad a las 19:30 horas en la puerta de la Concatedral, y se oyeron los primeros aplausos y los vivas, dando comienzo a la procesión, quetranscurrió bajo un sol de justicia al son de la música de la banda de la Brilat y de la unión musical de Candeán con la habitual lentitud dada la enorme afluencia de personas y cuyo estandarte portó el director de la planta de PSA Peugeot Citroën en Vigo, Pierre Ianni. Los que esperaban al Cristo en O Berbés tuvieron que esperar hasta las ocho y cuarto para poder contemplarlo en su camino hacia Cánovas del Castillo, donde muchos volvían a aprovechar la pasarela de A Pedra para observar desde un lugar privilegiado a la comitiva. Mientras tanto los fieles que llegaban a la Colegiata tras finalizar el recorrido en la primera línea de la procesión se cruzaban con los que llegaban a ésta para comenzar el suyo. Los cereros hacían su particular agosto, una veintena de policías locales vigilaban que todo transcurriese con normalidad y un año más cientos de personas optaron por descalzarse para hacer el recorrido. Mayores, jóvenes y muchos niños se entremezclaban en la marea humana que quiso acompañar al Cristo en su día grande. Tras cruzar Montero Ríos, pasadas las nueve de la tarde, comenzó la ascensión por Concepción Arenal y Colón, hasta llegar a Príncipe. Una vez en la Porta do Sol se realizó la ofrenda f loral, uno de los momentos más emotivos de la procesión, y tras atravesar la Plaza de la Constitución, el Cristo regresó a la Colegiata, en la que se quedará hasta el primer domingo de agosto del próximo año. Fuente: Atlántico Diario

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