La Rúa Real, el punto negro en la procesión del Cristo

“Cada año sobre 200.000 personas acompañan al Cristo en su procesión; es una gran responsabilidad, por lo que hay que comprobar que no hay ninguna traba en el recorrido”. Así, Carlos Borrás, el Cofrade Carrero del Cristo de la Victoria, recorre estos días una y otra vez el itinerario que seguirá el domingo la comitiva religiosa. Ese día será el que indicará por dónde debe marchar la imagen y marcará el ritmo de los costaleros.
El viernes pasado hizo la comprobación acompañado del jefe de la Policía Local y de los concejales de Vías y Obras, Ángel Rivas; y del de Seguridad, Carlos Font. “La implicación municipal es total, el alcalde incluso hace el trayecto al revés para comprobar que no se nos pasa nada”.
El primer tramo de la procesión es el más complicado. Para Borrás, la estrechez de la Rúa Real hace de esta calle un auténtico punto negro. Molestan las farolas, que en muchos casos hay que retirar, los añadidos de los bares y el cableado que cuelga de unas casas a otras. “En muchas ocasiones no sabemos si pasa o no pasa, tenemos que sacar una pértiga del carro para comprobarlo”, afirma. Sin embargo, el descenso hacia O Berbés también entraña peligro, tal y como señala, Borrás: “Requiere una gran concentración para llevar bien regulado el freno (manual) y evitar que el carro salga disparado”.
Una vez alcanzado O Berbés se realizan las primeras paradas para la salva de los marineros y el cante de las corales.  “Al no pasar por delante de iglesias, la imagen se para ante signos de gran devoción; es algo improvisado”, reconoce. La curva de la plaza se puede ver entorpecida por las ramas de los árboles, que exigen podas de emergencia.
El resto del trayecto es mucho más fácil “para lucir al Cristo”, indica el Cofrade Carrero. Con calles anchas, solo dificulta el ritmo de la comitiva circunstancias puntuales como la salida de coches del parking robotizado de As Avenidas, que indica Borrás, “es tan numerosos que  año pasado casi hubo que parar la procesión, pero en esta edición creo que lo podremos evitar”.
Las terrazas de las cafetería son otro obstáculo que se encuentran en las calles, pero según la Cofradía, “la colaboración de los hosteleros es siempre total”. En los primeros exámenes visuales, tan solo se detectó una pequeña obra en Porta do Sol: “Se encuentra justo en el lugar donde gira el Cristo para despedirse y escuchar el himno; ya se retiraron unos contenedores y en principio, los andamios parece que no molestan”.
Se pone especial atención al pavimento: “Una piedra mal colocada puede romper una rueda y ocasionar un gran trastorno”, asegura Carlos Borrás, que comprobará varias veces la situación del recorrido.

 

 

Fuente: Atlántico Diario

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