FERVOR DE MULTITUDES AL CRISTO

Media hora antes de la salida del Cristo, el acceso al Casco Vello era prácticamente imposible. Los asistentes a la procesión taponaban la entrada desde la rúa Triunfo, Teófilo Llorente o Méndez Núñez. En O Berbés, se congregaron numerosos fieles para esperar la llegada de la comitiva e incorporarse a su paso. Allí también se sumaron distintas agrupaciones como las Damas del Cristo, de negro riguroso y con mantilla, y a la altura de la Praza do Rato, la banda de música de Coruxo, la Orde dos Cabaleiros de Vigo y la Asociación de Representantes do Comercio. Cerraron el grupo tres agentes de la Policía Local motorizada con el uniforme de gala.

Al sol, los minutos se hacían eternos, mientras los cofrades, guiados por el hermano carrero, Carlos Borrás, afrontaban la salida del templo, uno de los puntos más delicados por la limitación del espacio. El silencio acompañó la maniobra, que se rompió con un aplauso al asomarse la imagen al atrio, donde fue recibida por la banda de música de la Brillat de Pontevedra. El descenso por la rúa Real fue lento, dado la estrechez del vial. Desde los balcones, se lanzó una lluvia de pétalos al paso del Cristo.

Ya en O Berbés, el grueso de la comitiva aumentó, pero también el ritmo de la procesión con mayor espacio para transitar. Tras un primer grupo de fieles, hizo entrada la cruz procesional, seguida de los cinco niños cofrades con los farolillos y la propia talla, flaqueados por miembros del Ejército de tierra. A continuación pasó el estandarte de la Cofradía, portado por Iñigo Andonegui Freire, Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo dos Aflixidos de Bouzas, acompañado por José Santiago Rodríguez y Santiago Moral, mayordomo y cofrade de la misma hermandad, que llevaron los cordones.

Siguieron las autoridades religiosas, con el párroco Moisés Alonso y los sacerdotes predicadores de la Novena; el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, junto al predicador invitado, Juan Piris Frigola, el obispo emérito de Lleida y los miembros de la Cofradía, con Marora Martín-Caloto, al frente. Junto a los representantes de las fuerzas de Seguridad, procesionó el alcalde Abel Caballero y la concejala de Empresa, Elena Espinosa, que flanquearon al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que asistía por primera vez a la procesión. Le siguieron los concejales del gobierno local, con Ana Laura Iglesias, portando el pendón por ser la integrante más joven de la corporación municipal y David Regades, delegado de Zona Franca. Más atrás, marchaba la delegada territorial de la Xunta en Vigo, Corina Porro, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda; la vicepresidenta del Congreso, Ana Pastor, Ignacio López-Chaves y otros miembros del Partido Popular.

En A Laxe, el Cristo se giró a los barcos, que lo honraron con haciendo sonar las sirenas. La banda del Ejército acompañó al Cristo a toque de tambor y trompeta durante todo el recorrido. Por veces, se confundía con la megafonía desde donde marcaron el ritmo de la procesión.

Fuente: ATLÁNTICO DIARIO

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