“Él salió a las calles para animar a los que la crisis dejó tirados”

Texto íntegro de la alocución del obispo ante el Cristo en la Porta do Sol

Un año más, queridos hermanos y hermanas, hemos podido vivir esta experiencia imprescindible para todos nosotros. Juntos, devotos venidos de todos los rincones de nuestra Ciudad y de los lugares más diversos, hemos acompañado por las calles a nuestro Santísimo Cristo de la Victoria. Esta devoción forma parte del alma profunda de lo que somos cada uno de nosotros. Estamos aquí porque lo hemos deseado fervientemente, estamos aquí porque Tú eres, Santísimo Cristo, la esperanza y la roca firme de nuestras vidas.

En esta tarde luminosa, nuestro Santísimo Cristo ha bendecido nuestro mar y sus incomparables riberas, nuestros hogares y sus calles, nuestras fábricas y nuestros muelles, los espacios de trabajo febril y de ocio disfrutado. Pero el Santísimo Cristo ha salido hoy especialmente para bendecirnos a cada uno de nosotros. Quiso caminar esta tarde a nuestro lado para sembrar esperanza en el corazón de los derrotados por la vida y para dar consuelo y alegría a los que están ensombrecidos por la tristeza. Él salió a las calles para dar ánimo a los que esta crisis ha dejado tirados sin un trabajo digno. Él está en medio de nosotros para fortalecer la lucha por la salud de nuestros enfermos y para escuchar las súplicas angustiadas de sus devotos, como la de la abuela que el otro día me decía, destrozada, que rezase por su nieta gravemente enferma.

Un día, Santísimo Cristo, llegaste a nosotros por los caminos del mar y aquí te quedaste para hacer surgir en torno a tu santuario una Ciudad que encontró en el mar su motor y su horizonte. Aquí llegaron de todas partes hombres y mujeres que hicieron del trabajo y de la honradez los instrumentos esenciales del progreso y del bienestar. Nuestros antepasados hicieron de nuestra Ciudad, siempre bajo tu protección, un monumento vivo al esfuerzo colectivo y a la convivencia armoniosa y solidaria.

Esta solemne procesión que ahora concluiremos con el canto del himno de nuestro Santo Cristo es la imagen de una Ciudad que quiere caminar unida, apretada junto a su Cristo, y que abre sus brazos para acoger a todos los quieren compartir con nosotros sus penas y sus esperanzas. Por ello, caminar juntos con el Santo Cristo por nuestras calles es un acontecimiento decisivo en nuestras vidas.

Hoy, Santísimo Cristo de la Victoria, las familias de nuestra Ciudad y de nuestra tierra estamos viviendo unos tiempos muy difíciles de dura batalla contra esta crisis, cuyo final parece anunciarse, pero que sigue golpeando sin piedad a nuestros hogares. Necesitamos de tu especial protección para que el esfuerzo de todos haga posible que desde las fábricas, desde los astilleros y desde todas nuestras empresas se ofrezcan oportunidades de trabajo para todos. Haz que el legendario talento creativo de nuestros hombres y de nuestras mujeres haga desaparecer la terrible lacra del paro.

Te pedimos, Santísimo Cristo, que bendigas a nuestras familias. Ellas están siendo el refugio seguro para todos en estos tiempos duros. Bendice el compromiso generoso de nuestros abuelos y de nuestros mayores y sigue alentando el trabajo esforzado e incansable de todos los padres y de todas las madres. Protege a nuestros niños y da luz y coraje a nuestros jóvenes.

En esta hora solemne y ante tu imagen sagrada, imploramos tu ayuda para las víctimas más golpeadas de esta crisis agresiva que ha dejado a muchos hogares sin pan y sin los bienes indispensables para una vida digna. Que ninguno de nosotros permanezca indiferente a su necesidad y que les tendamos la mano solidaria.

Ponemos en tu corazón, Santísimo Cristo, a nuestros enfermos y a nuestros mayores. Ellos necesitan de tu ternura y de nuestro cariño para poder sobrellevar la pesada cruz en la que Tú estás clavado y desde la que les ofreces la fuerza y la esperanza para seguir caminando.

Te pedimos que sigas protegiendo a nuestros gobernantes y a nuestras autoridades. Da fuerza y ánimo a todos los que tienen responsabilidades familiares, sociales y eclesiales.

Derrama abundantemente tu bendición sobre esta tu Ciudad de Vigo y sobre todos los devotos que un año más te acompañamos en estas horas inolvidables y que seguimos poniendo nuestra confianza en Ti para siempre.

Fuente: Faro de Vigo

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