Discurso de la Hermana Mayor con motivo de la lectura del pregón

Excmo. Sr. Alcalde, Querido Anfitrión y Corporación Municipal.
Excmo. Sr. Obispo de Nuestra Diócesis.
Excmo. Sr. Obispo emérito de Barbastro- Monzón.
Sr. Pregonero.
Sr Guardián del Cristo.
Dignísimas Autoridades.
Cofradía del Santísimo Cristo de La Victoria de Vigo.
Amigas y amigos,

Me gustaría empezar por agradecer especialmente la acogida de nuestro Alcalde en este Pazo, y la presencia de la Corporación Municipal, que hace más de 200 años tomó el acuerdo de apoyar esta procesión y siempre nos ha arropado.

Agradecemos el afecto del Alcalde, con quien ya llevamos 9 procesiones, y de la Corporación Municipal, que cada año aplican esfuerzos e ilusión para facilitar la organización de la procesión de mañana.

Llegamos preparados para la festividad de mañana tras una novena predicada por el Excmo. Sr Obispo emérito de Barbastro- Monzón, Don Alfonso Milián Sorribas, que nos ha presentado un Santísimo Cristo misericordioso, cercano a sus fieles.

No es casualidad que, en este tiempo que nos toca vivir, el obispo, que se ha hecho cargo durante 12 años de Cáritas, nos trasmita en sus homilías su sensibilidad ante el amor al prójimo y la justicia.

Monseñor Alfonso Milián nos ha invitado a mirar a los demás con amor, puesto que en una mirada de amor viaja lo mejor de cada uno de nosotros. Y nos ha invitado también a entender el dolor como una oportunidad de crecer, de descubrir umbrales en el corazón que sólo cobran existencia al enfrentarse a la adversidad.

Las palabras de Monseñor son especialmente oportunas ante el inminente inicio de un Año Santo extraordinario: el Jubileo de la Misericordia, virtud que inclina el ánimo a compadecerse del dolor y sufrimiento ajenos y que es un fruto de la Caridad, esencia y motor de nuestra fe y, en mi humilde opinión, la razón que mueve a tantísimos fieles a no faltar a esta cita anual.

Muchas gracias señor obispo por dedicarnos su tiempo, sus palabras y su afecto.

Este año portará el estandarte del Santísimo Cristo el empresario vigués Mario Cardama, Director General de Astilleros Francisco Cardama.

Al preparar su presentación, me vino a la cabeza la novela de Víctor Hugo “Los Trabajadores del Mar”, obra en la que desarrolla el mecanicismo y la lucha victoriosa del hombre sobre la naturaleza.

Estoy convencida de que si Víctor Hugo hubiera conocido la aventura empresarial de Francisco Cardama, lo habría incorporado a la interesante trama de su novela.

Astilleros Francisco Cardama fue fundada en 1916 y empezó construyendo embarcaciones de madera para poco a poco ir ampliando su negocio a la construcción de todo tipo de buques de alta tecnología: pesqueros, remolcadores, buques escuela, oceanográficos, de inspección y de investigación y recogida de residuos.

Ha sido por tanto un constante desarrollo del mecanicismo y un apoyo a la lucha victoriosa del hombre sobre la naturaleza.

El tesón de Astilleros Francisco Cardama para adaptarse flexiblemente a la demanda, reinventarse y diversificar ha dado trabajo durante 100 años a cientos de familias de Vigo.

Desde 1978, Mario Cardama dirige este astillero y este año nos honra habiendo aceptado en compañía de sus hijos portar el estandarte del Santísimo Cristo de la Victoria. Muchas gracias Mario.

Si desde la puerta del Sol nos dirigimos hacia Chapela, nos encontramos con nombres tan familiares como Policarpo Sanz, García Barbón y Sanjurjo Badía que tienen un paralelismo notable con Carlos Mouriño: tuvieron una exitosa trayectoria profesional fuera de Vigo, para después regresar, aprovechando su éxito para apoyar y engrandecer su ciudad.

Carlos empezó su andadura empresarial en España para después emigrar ahí al lado.

Porque todo el mundo sabe que México limita con Vigo, mar por medio.

En México tuvo un gran éxito empresarial y tras varios años regresó a España. En la actualidad preside el grupo corporativo GES y es inversor en muchas empresas.

Además de esa ingente labor empresarial Carlos Mouriño (el auténtico Mouriño) acometió en el 2006 la tarea titánica de presidir uno de los referentes de esta ciudad, nuestro querido Real Club Celta.

Como celtista que soy, aunque mis hijos me llaman celtarra, nunca agradeceré lo suficiente haber ganado la ida y la vuelta al Depor el 24 de septiembre y el 22 de febrero.

Los vigueses le acompañamos en la emoción y sufrimiento de cada partido, agradeciendo el esfuerzo de nuestro presidente para que el Celta nos de grandes alegrías.

Es encomiable su esfuerzo para hacernos disfrutar de un fútbol de calidad y belleza, y me gustaría destacar especialmente el hecho de que presida un equipo premiado por su juego limpio.

Me consta que se desvive por su club y con ello contribuye a realzar el esplendor de Vigo, siendo un magnífico embajador de la ciudad.

Y entre tanta actividad, hemos tenido la suerte de que acepte ser el encargado de invitar a la participación en la procesión. Ser altavoz que pregone la devoción al Cristo de la Victoria, uniendo más si cabe a todos los vigueses de corazón.

En ni nombre y el de la Cofradía, muchas gracias Carlos.

Quiero acabar evocando la imagen de este Cristo de todos los vigueses, que sale con las manos clavadas, dándonos el mensaje de que las manos que hay que mover son las nuestras, que va mirando hacia el suelo, avanzando con calma, encontrándose con su gente, recogiendo y llevando consigo sus penas, sus angustias, sus dolores.

Con esta imagen en mente y citando a Miguel de Cervantes, que dijo: “Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo en que están más secas las esperanzas”, le pedimos a nuestro Cristo, siempre misericordioso, que atienda todas las peticiones que reciba en el día de mañana, que no se canse de querernos y que este año lo sintamos aún más cerca, acompañando y sanando a sus fieles.

MUCHAS GRACIAS

Marora Martín-Caloto Alonso (Presidenta Cofradía Santísimo Cristo de la Victoria)