Casi como en la Semana Santa sevillana
Quizás nunca, como ayer, tantos vigueses agradecieran que el domingo estival amaneciera y se mantuviera nublado y fresco. El alivio por la casi milagrosa bajada de temperaturas era evidente y causa de comentario general entre los miles de vigueses que ayer afrontaron la tradicional y fervorosa caminata que ha convertido al Cristo de la Victoria en un auténtico emblema de viguismo, además de objeto de la fe individual de cada uno de los caminantes.